Me he sentido impotente y sin fuerzas en numerosas ocasiones. Creo que todos nos sentimos así en ciertos momentos de nuestras vidas. Cuando tienes que tomar una decisión importante, o la vida te presenta un gran desafío, podemos sentirnos abrumados y temerosos y a veces decidimos, conscientemente o inconscientemente, que no podemos enfrentarnos a ello, que no estamos listos, que no somos capaces, o que no sobreviviremos. Imagínate ante un diagnóstico de enfermedad grave, al borde del divorcio sin recursos económicos, o queriendo dejar un trabajo que no te satisface pero que te da la seguridad y el salario que deseas. ¿Qué hacemos en estas situaciones? No sé tú, pero yo tardo mucho tiempo en tomar decisiones, especialmente las importantes. Me he quedado en relaciones a las que ya no pertenecía durante demasiado tiempo. He esperado eternamente para cambiar mi vida porque no me sentía lo suficientemente poderosa. ¿Te ha pasado a ti algo parecido? ¿Por qué nos comportamos así? ¿Por qué esperamos tanto para cambiar nuestra vida, sabiendo intuitivamente que hay algo mejor esperándonos? Una vez has pasado por el proceso y sobrevivido a él, es fácil mirar hacia atrás y preguntarte, ¿por qué no hice esto antes? Pero en el momento en el que estabas enfrentándote al desafío, sentiste que hacerlo era impossible, que te llevaba al fin de tu vida y del mundo que conocías. Existe un coste de oportunidad si permaneces en la misma situación y no aceptas el poder que tú tienes para cambiar tu vida. Pero el miedo nos paraliza, o la falta de recursos, o el sentimiento abrumador de que no somos lo suficientemente capaces. El desafío puede ser algo así como asumir tu poder y dejar una relación o divorciarte, encontrar un trabajo que te guste y te permita desarrollarte, o buscar una solución diferente para cuidar de ti mismo o superar una enfermedad crónica. Quedamos paralizados porque es lo que hemos aprendido a hacer como mecanismo de supervivencia. Bajo estrés, tendemos a luchar con el factor estresante o huir de él. Digamos que el estrés es, por ejemplo, un problema económico, la versión moderna del león que nos persigue en la sabana. ¿Qué pasa cuando piensas y sientes que no puedes luchar porque no sabes cómo, no tienes los recursos necesarios, y tampoco puedes huir porque es evidente que el problema no se va a ir porque no le hagas caso? Tu sistema nervioso se paraliza y entra en modo supervivencia. Puede que dejes de respirar normalmente porque quieres esconderte, pensando que si te haces pequeño o desapareces, el monstruo que te persigue, el león, el problema económico, no te encontrará. Pero pasa el tiempo, y la situación se agrava o permanece constante. Una persona bajo un estrés permanente que no es liberado sufre, lo que genera infelicidad, mayor pérdida de poder y tal vez una condición física crónica en el cuerpo. Te invito a abrazar tu poder como solución a los desafíos a los que te enfrentas en cualquier área de tu vida. Puedes hacer lo que te propongas, y lo harás. Puede que no sepas cómo, pero debes confiar en ti y pedir ayuda a los mortales, a los dioses o al Universo. Tu poder reside en la conexión contigo mismo, lo divino y todo lo que existe. Porque no importa cuán impotente te sientas, eres poderoso más allá de toda medida. “Todo el mundo tiene dentro de sí una buena noticia.
¡La buena noticia es que no sabes lo genial que puedes ser! ¡Cuánto puedes amar! ¡Qué puedes lograr! ¡Y cuál es tu potencial!” Ana Frank
0 Comments
|
Autora
Judith Costa es Coach de Amor Incondicional, creadora de cursos, escritora y conferenciante. Posee un Máster en Psicología y Psicoterapia y un MBA. Es consultora certificada y profesora de Registros Akáshicos, terapeuta de vidas pasadas y entrenadora de felicidad certificada. Ayuda a sus clientes a amarse a si mismos, a manifestar la relación que desean, y la vida que merecen. Archivos
May 2023
Categorias
All
|