Durante el día suceden muchas cosas que nos afectan. Algunos días están tan llenos de experiencias que ni siquiera tenemos tiempo de procesarlas. Acumulamos emociones que no han sido vividas. Vamos de una cosa a otra, y quizás pensamos que no tenemos el tiempo o el espacio para sentir una emoción en el momento en el que nos aborda. Suprimimos nuestras emociones porque creemos que no podemos prestarles atención; tenemos que estar bien, en todo momento. Ignoramos nuestros sentimientos, y estos se siguen acumulando, como cartas en el buzón. El problema es que todas esas emociones ignoradas nos afectan, física y emocionalmente, tanto si queremos como si no. En otros casos, actuamos como si nada hubiese pasado, porque tenemos miedo de crear un problema mayor o una discusión, si reaccionamos o decimos lo que pensamos. Por eso decidimos olvidarlo, tratando de hacer que la emoción desaparezca, sin éxito alguno. O quizás sentimos que no tenemos derecho a responder a una emoción, y guardamos silencio, o dejamos de expresar nuestros pensamientos y sentimientos, hasta el punto de perder nuestra voz o desconectarnos de nosotros mismos. ¿Te resulta familiar lo que estoy describiendo? ¿Cuántas veces has escondido tus sentimientos bajo la alfombra y has continuado con tu vida? Esas emociones no escuchadas ni vividas crean toxinas emocionales. Tal y como limpias tu cuerpo cada día, deberías encontrar una forma de hacer lo mismo con el bagaje emocional que acumulas. Escribe en un diario lo que te sucede y cómo te hace sentir, reflexiona sobre ello mientras das un paseo, medita, o simplemente deja ir lo que te sucedió sin analizarlo, y perdónate a ti mismo, o a los demás, si lo consideras necesario. Encuentra una manera de liberarte de las emociones que te funcione, pero antes de dejarlas ir, siéntelas. Las emociones no quieren ser olvidadas, desean ser escuchadas. Si las observas aprenderás sobre ti y lo que las provoca, y entenderás como reaccionas ante ciertos eventos. Ese conocimiento, creará un espacio donde serás capaz de ver la emoción llegar a ti y, deliberadamente, decidir cómo responder a la experiencia, incluso cuando tus sentimientos son muy intensos. Como sucede cuando estás enfadado, y lo sabes, pero decides no tomarte lo sucedido de forma personal, dejar ir la ira, y escoges responder con amabilidad. Es tu decisión. Recuerda que las emociones son tuyas, tú las creas, y tú las puedes dejar ir. Los demás no pueden crear tus emociones, solo hacen que se desencadenen. No culpes a otras personas por lo que sientes. En vez de eso, observa lo que sucede en tu interior durante el día, reconoce lo que sientes, y hónralo. No hay emociones buenas o malas, solamente es energía en movimiento en tu interior. Encuentra la fortaleza para sentir lo que sientes, y tu vida será más profunda e intensa. Escucha el mensaje que cada emoción desea ofrecerte y sé fiel a ti mismo. "Tus emociones te hacen humano. Incluso las que no son placenteras tienen un propósito.
No las rechaces. Si las ignoras, se hacen más intensas e insistentes" Sabaa Tahir
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Autora
Judith Costa es Coach de Amor Incondicional, creadora de cursos, escritora y conferenciante. Posee un Máster en Psicología y Psicoterapia y un MBA. Es consultora certificada y profesora de Registros Akáshicos, terapeuta de vidas pasadas y entrenadora de felicidad certificada. Ayuda a sus clientes a amarse a si mismos, a manifestar la relación que desean, y la vida que merecen. Archivos
November 2023
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