Piensa en todas las veces en las que te has juzgado, criticado, o culpado por todo lo que no está funcionando en tu vida, te ha salido mal, o no has hecho, (pero hubieras deseado hacer). Numerosas veces... Quizás creemos que la forma en la que mejoramos es criticándonos y juzgándonos; convirtiéndonos en nuestro peor enemigo. Actuando como un padre controlador que presta más atención a los errores que a los éxitos. Todos tenemos defectos, debilidades y, en cierta manera, nos sentimos incompletos, o creemos que deberíamos hacer las cosas mejor. Cometemos errores, no somos perfectos. Acepta que no es necesario que lo hagas todo maravillosa y perfectamente. Permítete ser humano. Respira hondo y relájate, no estés en tensión todo el tiempo tratando de no cometer un error. Concéntrate más en tus logros, valora tus fortalezas, presta atención a tus éxitos, incluso a los pequeños, y cree en tu singularidad. Lo único que puedes hacer, es ofrecer la mejor versión de ti mismo al mundo y, cuando no llegues a tus estándares de perfección, recuerda ser compasivo contigo. Tendrás nuevas oportunidades, lo harás mejor la próxima vez. Cada experiencia en la vida es una oportunidad para aprender. No consideres nada como un fracaso o error. Puedes perdonar cualquier cosa. Puedes perdonar a los que te han herido, traicionado, faltado al respeto, o incluso abusado de ti. Perdonar no significa negar que los hechos ocurrieron y no condona las acciones, simplemente te permite aparcar los eventos en el pasado, definitivamente. Una vez hayas perdonado, lo que sucedió pertenecerá a un momento anterior en tu vida, pero tú vivirás en el presente, donde esos eventos ya no te afectarán más. Si así lo decides, puedes superar cualquier cosa que te haya pasado cuando la perdonas. Puedes liberarte del sufrimiento al recordar los eventos y revivir las emociones asociadas a ellos. Perdonar es una liberación. Te sientes más ligero y más fuerte, cuando no eres víctima de una experiencia pasada. Pero déjame hacerte una pregunta, ¿puedes perdonarte a ti? Al que está causando todos los problemas en tu vida. Según tu mente eres el culpable de todo, quien falló, o cometió el llamado "gran error". La respuesta es: sí, puedes perdonarte si así lo deseas. Te perdonas porque te amas a ti mismo y te tratas con Amor, porque te debes compasión y amabilidad, porque tienes una mentalidad en la que el presente, y el futuro que construyes en cada momento, son más importantes que cualquier experiencia a la que te hayas enfrentado en el pasado, porque quieres seguir adelante, porque eres capaz para aceptarte tal como eres, con debilidades y fortalezas. Te perdonas porque quieres. El poder del perdón es inmenso. Puedes transformar tu vida si creas una lista de experiencias que deseas perdonar, soltar, liberar, y efectivamente, ¡perdonas! No necesitas nada más, excepto tu compromiso, para eliminar de tu sistema todo ese peso, de una vez por todas. El Amor hará el trabajo. El Amor incondicional hacia ti es lo que cambia tu vida, y todo lo que hay en ella. No lleves cargas innecesarias. Libérate de las heridas del pasado, del dolor, del rencor, de la ira, del resentimiento ¡y libérate! Después, abre tu corazón y ama completamente de nuevo. "Perdónate. El acto supremo de perdón es perdonarte a ti mismo por
todas las heridas que has creado en tu propia vida. El perdón es un acto de amor hacia ti. Cuando te perdonas a ti mismo, comienza la autoaceptación y crece el amor propio" Miguel Ángel Ruiz Macías
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Autora
Judith Costa es Coach de Amor Incondicional, creadora de cursos, escritora y conferenciante. Posee un Máster en Psicología y Psicoterapia y un MBA. Es consultora certificada y profesora de Registros Akáshicos, terapeuta de vidas pasadas y entrenadora de felicidad certificada. Ayuda a sus clientes a amarse a si mismos, a manifestar la relación que desean, y la vida que merecen. Archivos
November 2023
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